Hoy es el último día de la Comisión
Normalizadora. Esta noche debería formalizarse la asunción de Claudio Chiqui
Tapia como el nuevo presidente de AFA, tras la intervención de la FIFA y del
gobierno. Como última acción de gobierno, a Armando Pérez le cayó encima la
sanción de la FIFA a Messi, que deja a Argentina sin la máxima estrella por el
resto de casi toda la eliminatoria.
Para el último día de la Comisión
Normalizadora al frente del fútbol Argentino, la FIFA le regaló a Armando Pérez
una suspensión de cuatro fechas -con cinco por jugar- para su mejor jugador, el
mejor del mundo. Hoy finaliza la era de la Comisión Normalizadora después de
haber pasado por su propia crisis adosada a la que ya vivía la AFA: tuvo que
nombrar un nuevo entrenador ante la intempestiva salida de Martino; eligió
entre gallos y medianoche –con polémica – al seleccionador de las divisiones
menores; se debatió con la vieja nueva dirigencia del fútbol que no los dejó
decidir como hubieran querido; convivió con la puja intestina de sus propios
integrantes; improvisó ante dos paros de futbolistas y fue el brazo ejecutor
del ante el gobierno ante cada uno de sus requisitos. El detalle final, con Messi
casi afuera de las Eliminatorias, no podía darle un marco más adecuado.
El gesto y el tono derrotado de Armando
Pérez en el primer contacto con la prensa ni bien tomó noticia de la sanción a
Lionel Messi fue una muestra más de la ingobernabilidad que tuvo la AFA durante
todo este tiempo. Sus peleas con Javier Medín, el vicepresidente de la
Comisión, los juegos de poder, los desaires mediáticos como los de aquella
presunta sanción a los clubes que no se presentaran a jugar en plena huelga,
los pusieron en evidencia. Hoy se termina una historia de intervención que no
tiene rasgos positivos. "Me imaginaba dejando una AFA mejor", dijo
Pérez antes de dejar su sillón.
Hay una frase mitológica de la política
argentina que se le atribuye a Juan Domingo Perón: “Para que algo no se aclare,
nada mejor que formar una comisión”. La FIFA creo la Comisión Normalizadora,
tal vez desconociendo el ingenio popular. El gobierno nacional también pareció
desconocerlo o todo lo contrario.
Armando Pérez, Javier Medín, Carolina
Cristinziano y Pablo Toviggino asumieron a mediados de 2016 para tratar de
llevar un poco de calma al convulsionado fútbol argentino. Pasaron nueve meses,
en los que Pérez debió sortear internas políticas, crisis económicas, promesas
incumplidas y dos paros de futbolistas: "Creo que hice hasta donde pude. Y
a lo mejor no fui capaz de hacer las cosas mejor, dijo el presidente.
Claro que no todo es culpa suya; Javier
Medín, su segundo y asesor letrado de Boca en la era Macri, le copó la oficina
y erosionó el poder de Pérez. El gobierno del que el presidente de Belgrano dependía
puso las condiciones de la salida del Fútbol Para Todos y condicionó el pago de
la rescisión que debía abonar el estado a esos requisitos que los clubes
finalmente cumplieron. De todos modos, el gobierno pagó lo que quiso y no lo
que había prometido, minándole el cierre de su tarea a Pérez.
Cuentan que el hombre recibió amenazas y
que sintió que hubo quienes quisieron que no terminara su mandato: "Muchas
veces pensé en renunciar, pero cuando te dí la mano, te dí la mano. Si vos
aceptás una responsabilidad, la tenés que cumplir, con los riesgos que
tiene", expresó Pérez.
El
factor Messi
Hoy la FIFA le puso el titulo de la lápida
a su gobierno. La sanción de cuatro partidos a Messi, cuando restan solo cinco
para la finalización de la Eliminatoria, vuelve a desestabilizar a una entidad
que sigue a los tumbos. Armando Pérez se
va de la AFA con un nivel de conflictividad distinto pero no menor.
Atrás quedaron las polémicas declaraciones
de Bauza sobre el nivel del equipo después de haber tomado aire al superar por
la mínima a Chile, jugando un pésimo partido. Hoy lo urgente pasa por tratar de
conseguir los argumentos suficientes para que Argentina no se quede sin Messi
por tanto tiempo. Buscarán reducir la pena a través de una apelación. De todos
modos, eso estará a cargo de Claudio Chiqui Tapia y de su nueva gestión. Ya
Marcelo Tinelli trabaja junto a Jorge Miadosqui, secretario de selecciones nacionales,
como si Tapia hubiera asumido.
Se postuló y argumentó en todos los ámbitos
y en todos los medios sobre los beneficios económicos de la FIFA, los cuales
impedirían que Argentina se quedase afuera del próximo mundial, gracias a los
dividendos que genera Lionel Messi desde el marketing. Una sanción así, si no
la echa por tierra al menos la contradice.
¿La FIFA tiene argumentos para llevar
adelante una sanción semejante?, sí, claro que los tiene. Los insultos de Messi
para con el juez de línea son innegables y el castigo se apega a lo que dice la
ley.
¿Es una medida habitual la tomada por la
FIFA de oficio? No, en contadas ocasiones la Federación castigó a futbolistas
por cuestiones como ésta. Los episodios más cercanos son aquella mordida de
Luis Suarez a Chiellini y el dedo del chileno Jara en la cola de Edinson Cavani
provocando su reacción y posterior agresión.
Lo real es que Messi se equivocó y también
es exagerada la sanción. A veces, hay golpes malintencionados de unos futbolistas
contra otros que son castigados con más liviandad que esta agresión verbal.
Se había puesto de moda que los jugadores
hablasen entre sí tapándose la boca con la mano. Esos gestos habían sido
criticados por la prensa “¿que tienen para esconder?”, se preguntaban. Aquí la
respuesta. Si Messi hubiera repetido esa actitud que tantas veces tuvo dentro
del campo, la sanción de oficio no se hubiese dado porque ni el árbitro ni los
jueces de línea lo acusaron en el informe escrito.
Messi se perderá los partidos ante Uruguay,
Venezuela y Perú, en caso de que no resulte efectiva la apelación de AFA, y
regresaría para la última fecha de la eliminatoria ante Ecuador en Quito.
La sanción a Messi es consecuencia de su
fastidio y su fastidio es producto del "Ganar como sea", jugando mal
y sin plan. Y todo eso es responsabilidad de la estructura; de un técnico que
no tiene tiempo para trabajar, que fue elegido ante la negativa de otros y que
vino a suplantar a alguien que tenía ideas distintas; en medio de la crisis más
feroz de la historia de la AFA desde el profesionalismo. La misma crisis de la que quisieron salir con
una Comisión Normalizadora sin peso, con peleas intestinas e intereses
contrapuestos, que hoy termina su mandato sin haber conseguido el objetivo que
fueron a buscar cuando asumieron.
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