miércoles, 3 de septiembre de 2014

El pasado que condiciona el presente

Rosario Central está a horas de volver a participar de la Copa Sudamericana tras casi una década de ausencias. Los recuerdos del último gran hito, la actualidad del equipo y los pergaminos del rival de turno le dan un marco particular al futuro centralista.


Alejandro Mangiaterra

Pasaron nueve años desde la última presencia de Rosario Central en un torneo continental y, como en innumerables oportunidades, aquella vez el canalla dejó un mojón luminoso para su propia historia. El 29 de agosto de 2005 el conjunto de Arroyito pegó su último gran golpe en un certamen internacional. El contexto hizo su trabajo pero las características del rival le abrieron las puertas de la posteridad.


El tiempo transcurrido lo confirma, Germán Rivarola se transformó para siempre en héroe canalla. Pirulo le convirtió varios goles a Newell´s, sin embargo, no habrá ninguno comparable con el “Pirulazo” de aquella noche en el Parque.

Los dos traían ausencias de peso. En Central faltaba su goleador Emanuel Villa, con dolencias en la planta del pie. Mientras que en Newell´s no estaba Ariel Ortega, emblema del equipo campeón en 2004, por problemas físicos. Además, el técnico leproso Juvenal Olmos decidió aquella tarde dejar en el banco a Damián Manso, una de las determinaciones que harían muy corta su estadía en el Parque Independencia.

El empate sin goles del duelo de ida disputado en el Gigante de Arroyito dejaba la serie abierta para la definición en el Coloso. El partido fue tan intenso como mal jugado, pero la historia recuerda poco la ausencia de brillo y fija en la memoria el zurdazo de Rivarola entrando por el segundo palo, tras el centro de Paulo Ferrari.

Nueve años después, consultado por Cruz del Sur, Germán Rivarola recuerda aquel momento con un sentimiento indescriptible aunque adulterado por el paso del tiempo: “La verdad que prefiero no imaginar qué hubiera pasado si llegaba un segundo tarde a esa pelota o si la tiraba por arriba del travesaño. Prefiero quedarme con lo que sucedió y aferrarme al cariño de la gente cada vez que me lo recuerda”, expresó Pirulo.

Los años seguirán pasando y la figura del Pirulazo tomará cada vez un estatus mítico mayor para abonar las páginas de gloria del canalla. Como aquella palomita de Poy o el título de la Conmebol, la eliminación de Newell´s más que la clasificación canalla tendrá su selecto lugar en el libro de los recuerdos: “Soy consciente de que ese gol marcó mi vida para siempre en cuanto a mi vínculo con el hincha de Central y con la institución. Marcó un quiebre en mi carrera”, añadió Rivarola.

Eran tiempos en los que el fútbol argentino aún gozaba de la presencia del público visitante y Rivarola desató su locura de cara al grueso de la hinchada que a partir de ese momento lo adoptaría como referencia histórica: “La gente me recuerda el partido y el gol en particular todos los días en la calle. El hincha de Central es muy especial y eso es lo que más se disfruta a la distancia”.

El partido se había roto en la última jugada del primer tiempo. Elizondo ya miraba su reloj para marcar el cierre de la etapa inicial cuando el grito de gol hizo temblar los cimientos de la ciudad: “Recuerdo mucho el sentimiento de estar a punto de empezar el segundo tiempo  y querer que se termine rápido. El equipo iba a tener que aguantar que se nos vinieran encima. Ese segundo tiempo duró una eternidad”, recordó el ex lateral canalla.

Una vez que Elizondo dijo basta se inició el mito: “El festejo dentro de la cancha y en el vestuario quedará como uno de los momentos más queridos de mi carrera, tal vez el más importante”, cerró Rivarola.

Aquella tarde, el equipo que conducía Ariel Cuffaro Russo salió a la cancha con: Juan Ojeda; Ricardo Moreira, Ronald Raldes, Ramiro Fassi, Germán Rivarola; Paulo Ferrari, Andrés Díaz, Diego Calgaro, Emiliano Papa; Pablo Vitti (luego Mauro Monges) y Marco Ruben (más tarde Damián Ledesma).

Su rival fue: Justo Villar; Luciano Vella, Nicolás Spolli, Julián Maidana, Germán Re; Ignacio Scocco (Aldo Osorio), Ariel Zapata, Damián Giménez, Oscar Lucero (Fernando Belluschi); Santiago Silva y Héctor Steinert (Damián Manso).

El camino hacia el regreso

Es cierto que la ausencia por tantos años en torneos internacionales hace valioso este recuerdo, pero también lo acentúa el contexto, las referencias cercanas y los tragos amargos vividos hace poco tiempo.

El paso del canalla por la B Nacional, traumático y doloroso para sus hinchas, contrasta con este presente de triple competencia y sueños grandes de un equipo aun en formación y plagado de contradicciones.

Las tres temporadas en la segunda categoría se configuran de modo fantasmal para regresar como amenaza Su entrenador actual, Miguel Ángel Russo se ha encargado de subrayar en más de una ocasión ese pasado cercano y oscuro con el objetivo de valorar lo que hoy vive la institución.

Lo concreto es que aun el canalla no ha ganado nada, pero al menos ha salido de los días grises y tormentosos de hace un par de temporadas.

El sobreviviente

El único futbolista canalla que aún permanece en la institución es Paulo Ferrari, quien jugó esa última temporada antes de pasar a River y regresar a Rosario en la temporada 2010-2011.

Su marca de más de 280 partidos con la casaca auriazul lo postulan como uno de los más importantes referentes de la entidad y lo obligan a servir de guía para los jóvenes que debutarán en la competencia.

Además, el canalla necesitará de las figura de Sebastián Abreu y Mauricio Caranta para guiar a los más inexpertos y ayudarlos a olvidar las presiones.

El presente

El equipo de Russo buscará construir su nueva identidad. En el campeonato vive momentos ciclotímicos de agresividad y desconcentración. Sin embargo, tanto el DT como el plantel saben que en este tipo de series la estrategia y la planificación juegan un papel trascendente.

El canalla tendrá enfrente al equipo más copero de la Argentina. Boca llega con el mejor palmarés en ese plano pero con profundos conflictos que construyen un marco de incertidumbre respecto de su rendimiento ante el canalla.


La fase inicial de la Copa Sudamericana se inicia en el Gigante, se cierra en la Bombonera pero se vivirá durante una semana en cada casa rosarina, defiendan o no los colores auriazules.

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